Vivir sin un nombre en mayúsculas, sin un reconocimiento mas que el de uno mismo o ser un inadaptado resultado del violento sistema que aplasta a todo lo que no tiene código de barras deberá ser uno de los objetivos de la cinta brasileña Girimunho, imaginando la vida. De un país del que poco recibimos por culpa de lo de siempre y de los de siempre. Por suerte, la tenemos apuntada no en rojo pero sí en azul como un título más puro y vírgen que otros que nos acompañarán este viernes en la esperada cartelera de nuestra ciudad, sala favorita y periódico al uso. Este film es una vez más un producto para los que no reciben lo que se merecen, para los que quieren creer en algo nuevo, mejor y fresco nacido a partir de todos nosotros. Para todos los que normalmente acuden al cine para ver las películas que recomienda Olmo.
Y esta vez me voy a mojar hasta el cuello. No se la recomiendo y voy muy en serio en esto último a esos espectadores que busquen algo nuevo o que les sorprenda. Tampoco a los que creen haberlo visto todo en el panorama festivalero. La palabra respeto y miedo tiene que estar presente. Para esto hay que estar "vacunado". No espero un ritmo galopante y un diálogo fluido. Sí espero, por el contrario, una narración con imágenes, una descripción de carne y hueso, un acto artístico capaz de fusionarse con lo más hondo de muchos de los espectadores comprometidos. Es un lunar, tan concreta que de verdad me da cierto respeto. Pero que nadie se confunda. No meterla dentro del tiesto no significa que no tenga su espacio. No se vale de sí misma para encontrarlo. Necesita un reconocimiento, un espacio mucho menos comercial. Necesita a ese espectador que confíe en ella y la deje ver. Algo como la vida, una suma de momentos y minutos en perfecto orden y estados de ánimo que la harán cobrar vida cinematográfica.
Una flor especial, no rara. Otro tiesto en un jardín lleno de plantas tan conocidas que carecen de exotismo y distinción sobre el resto. Regémosla, muchachos comprometidos. Pero no lo hagan en compañía, más de uno podría perder la pareja tras los títulos de crédito.