El momento que nos hace experimentar Operación E es sencillamente completo. Desde la absolutamente cuidada y acertada ambientación, siempre perfecta, siempre con un recorrido de localizaciones a cada cual más inmensa, hasta la fuerza de un personaje principal tan arrollador como el de Luis Tosar, perfecto, así de claro, en una transformación transatlántica deliciosa, pasando por el eterno debate que sostiene el film entre dos modelos enfrentados y una víctima de ambos en medio, toda la película rebosa entereza, firmeza, mensaje al espectador y rigor.
"Luis Tosar, perfecto, así de claro, en una transformación transatlántica deliciosa"
Totalmente volcado en el personaje, sacando desdichas de ambos cortes político-militares, centrado en el devenir de una especie de desesperación latente pero sostenida por el alma de un hombre corriente, la película logra mantener y sostener un tono de vitalidad en medio del caos y la tensión. Moderna pero correcta, rápida pero concreta, acertada y cuidadosa, servil y lapidaria, la película se hace un hueco entre el espectador, involucrándose con él, y nos deja los hechos reales a la altura del barro, en una polémica curiosamente olvidada. Para eso también se hace cine, para entretener, denunciar, hacer sentir y superar a la realidad aunque sea esta inexpugnable.