En 2005, la ganadora del premio más importante que se otorga en Sundance fue Forty shades of Blue. Pese a la repercusión que este festival tiene, no conozco noticia alguna del estreno en España de esa película. Como tampoco han llegado a estrenarse en España las obras de Andrew Bujalski (Mutual appreciation o Funny Ha-Ha); ni de Lodge Kerrigan (Keane) o Kelly Reichardt (Old Joy).
El nombre del director de esta película, Ira Sachs, y el de la generación a la que pertenece, queda totalmente olvidado hasta que no entran en las ruedas de la Industria y tienen en su casting a nombres como Pierce Brosnan (actualmente, rompiendo taquilla con Mamma mia!) o Chris Cooper (Syriana).
El problema de todo esto radica en que cuando llega esta peli a nuestra cartelera, lo que a uno le apetece es ver más sus anteriores trabajos, quizá más "puros". Ganas, y muchas, son las que me van a animar a ir a la sala de cine para conocer a este director, pero mi entusiasmo no puede con un tipo de cine a medio camino entre American Beauty y los experimentos narrativos de Todd Haynes.
Espero que para alguno, y no siento que esto suene pretencioso, esta precrítica le haya servido para encontrar nuevas sendas de conocimiento cinematográfico.