Crítica de la película Olvídate de mí por Iñaki Ortiz

Para no borrarla de la memoria


5/5
06/10/2004

Crítica de Olvídate de mí
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película No consigo concentrarme. Uno no quiere perderse detalle, no quiere olvidar el momento exacto en que sucedió tal y tal cosa. No olvidar. Porque son cinco las estrellas que acompañan a esta postcrítica merece recordar incluso los malos momentos. Aunque deben de ser pocos, o bien los he borrado de mi memoria para quedarme sólo con la genialidad. Esa conversación en el tren que quizá se me antoja larga para ese comienzo, larga para mi mente trastornada por el ritmo de televisión. Quizá lo peor sea la música excesiva que lo acompaña. ¿Y quién quiere quedarse con eso?. El problema es que cuando uno espera las cinco estrellas pretende que cada segundo sea brillante, esta es mi cruz con Kaufman, y a veces hace falta una conversación tranquila.

Quizá debería ser valiente y fingir que esto es una precrítica de una película que no recuerdo haber visto, pero hay un problema: no basta con tener la idea. Pensemos por ejemplo en la reciente película de Adam Sandler y Drew Barrimore, de cuyo nombre no quiero acordarme, que trataba sobre una chica incapaz de mantener a su chico en la memoria. No tan lejano el argumento, ¿verdad? Y es que el tema de la memoria en sus diferentes aspectos está casi tan trillado como la doble personalidad. PERO, el conseguir desarrollarlo de manera tan brillante es lo que marca la diferencia. Hoy por hoy parece que basta con tener una idea curiosa, que quede clara en el trailer, y después desarrollarla de cualquier manera. Mil ejemplos.

Lo bonito para esta postcrítica que debió ser precrítica habría sido empezar por otra parte que no fuera el principio. Claro, que si hoy en día hay algo más trillado que el tema de la memoria es el de desordenar la historia. Observemos “21 Gramos”, una película que ordenada vale, en mi opinión, lo mismo que desordenada: lo que valen las actuaciones. Pues bien, debe ser que para su guionista no es así, y piensa que si baraja un poco las páginas del guión se encontrará más en la onda. Me parece una tontería desordenar las historias. Eso sí, no creo que esta historia esté desordenada. Pienso que está ordenada cinematográficamente, por la simple razón de que no siempre es el más adecuado el orden cronológico.

A lo que voy es que para mí el mayor mérito de Kaufman no es que sea un tipo de lo más original. Eso me gusta, pero el mérito, para mí, es que sea capaz de hacerlo bien. De llevar siempre a buen término sus locuras. Sin cargar, sin perder las riendas.

Estos dos aspectos, memoria defectuosa y reordenación temporal le sirven para crear una película repleta de detalles, como el de no recordar la canción de Clementine (por nombrar uno de los que he detectado y de los que no... espero ansioso el segundo visionado). Le sirve para hacer guiños a aquellas cuestiones de nuestra memoria que nos van formando y condicionando. La relación casi freudiana que hace entre quien le cuidaba de niño y la que es ahora su amante, por ejemplo. También la relaciona con la niña que le toma de la mano para escapar del trauma del martillo asesino. Una exposición de cómo la interactuación con diferentes visiones del sexo opuesto, desde el fetichismo clásico hasta la comprensión y protección, va formando su atracción sexual.

Es gratificante ver que un guión todo funciona y encaja, y que el trabajo que uno hace como espectador atento se ve recompensado por un “algo” al otro lado.

El director nos muestra un ejemplo de cómo ser independiente sin caer en los tópicos independientes. Se lo pasa bomba en las escenas simbólicas dentro de la mente, haciendo aparecer a Carrey en una silla de borrar la memoria en mitad de la calle, mostrándole detrás de un televisor que hace el efecto de ser transparente... y tantos otros momentos. Segundo visionado ¡ya!

En cuanto a los actores, bien. Elijah y Kate ya se puede decir que son veteranos. Ella en su habitual papel de chica impulsiva y soñadora (Sentido y Sensibilidad, Hamlet, Titanic) bien encasillada y él en su papel de chico vulnerable (no puedo evitar pensar en la pesada carga de este chico). Y para veteranos, Tom Wilkinson (el doctor), quien, para mi gusto, borda el papel mejor que cualquiera de sus compañeros de reparto. Kirsten Dunst demuestra que es algo más que la novia de Spiderman. Y para el final, el protagonista. Carrey está dispuesto a demostrar lo que vale, sin muecas exageradas. Hace ya tiempo, que entre Grinch y dioses, vamos viendo que este actor es, cuando menos, serio y capaz.

Pero no nos engañemos, con otros actores, otro director, otra fotografía, otra banda sonora... esta película seguiría siendo cinco estrellas, porque el alma está en su guión, en Charlie Kaufman.


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