Me resulta difícil escribir una postcrítica sobre Los mercenarios. No sé si debería cascarle cinco estrellacas por haberme hecho reir y aplaudir durante noventa minutos y por haberme hecho disfrutar de las mejorers escenas de actioner clásicas que he visto en mucho tiempo. No sé si debería quedarme ahí y evaluar Los mercenarios como si no tuviera ninguna relación con el resto del cine que se hace en el planeta tierra, o pararme a compararla con Origen, por ejemplo. Supongo que esto último no tendría mucho sentido... ¿pero con qué la comparo entonces?
Vamos a compararla con un actioner imaginario perfecto. Ese actioner tendría a Seagal y Van Damme, por ejemplo. Probablemente, al tener mayor variedad de héroes de acción, no se centraría sólo en un tipo de peleas, sino que habría mayor riqueza de coreografías. Además, los diálogos no serían hilarantes sólo por lo improvisado, sino que realmente conducirían la película en alguna dirección, ya sea narrativa, o como gag. Y la historia que se nos contaría no sólo actuaría como pegamento entre escenas de acción, sino que además nos interesaría.
Es probable que entonces estuviéramos ante un actioner perfecto... pero, ¿quién quiere un actioner perfecto? Yo, desde luego, no. Sí es verdad que se echan de menos unos cuantos héroes de acción, pero desde luego no se echa en falta para nada un guión de verdad ni una historia con cierto sentido. La parodia resulta tan evidente, que todo aquel discurso que trate de convencer de que Los mercenarios es pornografía de la violencia resulta ridículo.
Hay que disfrutar esta película como lo que es... o ni acercarse al cine a verla. No me atrevo a darle cinco estrellacas porque me queda la esperanza de que exista un Los mercenarios 2 donde se consiga traer al proyecto a los héroes que faltan y se depuren algunos errores de la primera...