Pixar, la versión cibernética de la Disney, vuelve a la carga. Después de las taquilleras “Monstruos” y “Buscando a Nemo” nos presentan a esta familia de superhéroes en horas bajas. La línea de Pixar de dirigir sus animaciones un poco más al público adulto, sin descuidar a los más pequeños (algo imposible en Disney), hace que sus películas sean atrayentes: disfrutar de los dibujos como de niño, sin tener que rebajarse al chiste de golpe y secuaz ridículo o compañero chisposo.
En cuanto al apartado técnico, Pixar promete haber hecho grandes avances, lo que no me parece muy descabellado teniendo en cuenta que esa suele ser una de sus grandes bazas. En cada nueva película importante demuestran un avance notable de las técnicas de animación por computador. Parece ser que en esta última nos ofrecen innovación en una de las mayores complejidades de este campo: los gestos y muecas humanas. Eso que siempre queda torpe y forzado, y puede ser que ahora lo veamos más ágil y natural. Dentro de lo que para mí es un acierto, que es no intentar reproducir rostros reales sino algo más caricaturescos. El resultado final, de esta manera, es mucho más creíble (pues no pretende ser realista) a la vez que adecuado para la animación.
El diseño en general ofrece un aspecto muy atractivo, trayéndonos a la memoria los viejos dibujos de antaño, en cuanto a personajes, situaciones, etc.
Por último, hablar de un apartado al que hasta hace poco se daba un poco de lado en animación, pero que cada vez está más vigente: el guión. Espero en esta película un cierto cinismo, ironía y juegos de complicidad, esos que están destinados a los mayores pero que no entorpecen la diversión de los más pequeños, para quienes pasan desapercibidos. Espero una obra completa con la que, como mínimo, el entretenimiento está asegurado.
¿Por qué perdérnosla? Ah, y por supuesto, esta película es una de las que requieren pantalla grande para disfrutarla al 100%, no cometamos el error de recurrir a otros medios.