Ha sido la película de clausura y yo la utilizaré para clausurar mi tanda de postcríticas.
A muchos les puede disgustar esta película por una razón: es muy pero que muy convencional. Su guión es casi un ejemplo modelo de este tipo de películas sobre una persona especial que se dispone a conseguir superar los límites (ya sea un record, un teorema matemático...). Además, por la parte central de la película hay un intento demasiado evidente y algo mecánico de querer mostrar diferentes tipos de personas marginadas por etnia o condición.
Hasta aquí he dicho lo malo. Por otro lado tenemos lo bueno, empezando por la enorme interpretación de ese gigante que es Anthony Hopkins, que no se limita a su registro de mayordomo inglés que tan bien le sale. A su edad se encuentra en perfectas condiciones.
Pero lo que más me gusta es la sensación que me queda. Y es una sensación de que el director ha envuelto de todo su cariño esta película, después de hacer por encargo tantas otras de poca monta, parece (y después he constatado que así era por declaraciones suyas) que esta es una película que quería hacer desde hacía mucho tiempo. Ese alma puesta en ella se nota. Se nota que el personaje es paisano suyo.
Es una película agradable, con emociones y con buen humor. Nos cuenta lo de siempre, supereación, obstáculos, etc. Ciertamente está trillada, pero tiene cosas originales y curiosas a la par que llamativas. Está bien hecha y con cariño. Se ve muy a gusto y es para todos los públicos. Merece por lo menos un 4. No es apta para los que sólo buscan nuevo cine.
Un buen sabor de boca para terminar un festival que me ha dejado en muchas ocasiones un buen sabor de boca.