En el guión de una película, y más en una de ciencia ficción, pueden caber todo tipo de historias. Da igual que sean del todo increíbles, que hablen de viajes al futuro o pasado, que utilicen explicaciones científicas ajenas a la mayoría de los mortales para justificar lo que allí ocurre, siempre que esto se haga con coherencia y consecuencia. Y es dónde este film se equivoca y de qué manera. Me cabrea sobre manera que me hablen de memorias residuales, de mecánica cuántica y de ecuaciones parabólicas para explicar la premisa de la cinta, momento en el cual todo iba bien, y que después me cuenten la milonga de las realidades paralelas. ¿Y por qué? Pues para darle el tono positivo a la historia dónde nada puede acabar con la explosión de un tren con nosecuantas personas muertas.
Me pueden colar que tras introducir al personaje de Jake Gyllenhaal en el tren, se explica que esto se hace mediante la memoria residual de los últimos ocho minutos de la vida de un profesor de universidad. Y entiendo yo, que ese programa llamado Código Fuente es tan bueno, que le permite interactuar con los pasajeros y los elementos del tren. Hasta ahí me lo trago. Pero después baja del tren en varias ocasiones, lugar del que la memoria residual de profesor de universidad al que usurpa el cuerpo, no debería tener datos, ya que él no se bajó del tren. Y mucho menos tiene datos de la furgoneta blanca con kilos de explosivos que más tarde se encuentran en la realidad. ¿Cómo sabe hasta la matrícula del coche si el profesor nunca bajó del tren?
El final con el mensaje por sms que le manda a Vera Farmiga (acartonadísma por cierto) tras salvar el tren, nos indica que hemos pasado a hablar de realidades paralelas, ya que la explosión no ha sucedido en esta realidad, pero a la vez Jake ha sido enviado al tren porque este explotó en otra realidad.
Y lo más increíble. Gyllenhaal es mandado a un cuerpo quemado y fundido en la explosión de un tren. Me trago que hayan podido salvar su cerebro y recrear todo lo del tren. Pero después, que pasa, ¿se queda reinventando ocho minutos a su antojo en el cerebro chamuscado de otro y disfrutando de una vida junto a la chica del tren?
Que no, que no. Que así no se puede jugar con el espectador. Duncan Jones, te salva que la historia no es tuya. Ya has entrado en Hollywood. Ahora por favor, elige mejor tus trabajos. Yo por mi parte tenía que haber ido a ver Scream 4, cachis.