Lo apunté en mi
pre y lo confirmo en mi post: me pasé de frenada.
Monahan ha demostrado que cree tener el secreto de un éxito y ha decidido aplicarlo
con desiguales resultados. La película contiene muchísimas referencias a Scorsese
y su Infiltrados. Lo podemos ver en
un malo, Gant, que hasta parece el
primo del personaje de Jack Nicholson en aquella película o en unos últimos 20
minutos de desenfreno y violencia en los que, uno a uno, van desapareciendo
todos los personajes con ese mantra de qué fatal es el Destino.
La película
también pretende tener el ritmo que le caracteriza, además de a Scorsese a Guy Ritchie, en un entorno más british,
con una dirección de Monahan muy estridente, una película trufada de música y
muy buenos temas pero que, muchas veces, a uno le parece quen le están
escondiendo el desafine del cantante por el protocolo de subir el volumen del
resto de la banda y bajar deliberadamente el del micrófono del vocalista.
La película se
presenta deslavazada, se apuntan historias interesantes como la del personaje
de Keira Knightley, confinada a una
prisión con paparazzis de carceleros y con un David Thewlis, interesante como personaje pero nada desarrollado. Todo
parece al servicio de buscar situaciones límite en las que lo que parece
funcionar es la estética y en las que no hay emoción ninguna. Sólo te cabe
esperar ver cómo matarán a tal personaje, sin importarte su destino. Todo en
pos del ritmo y de que la película siga siendo cool y no se le permita al
espectador desengancharse. Eso sí que lo consigue y te deja pegado al sillón la
hora y cuarenta que dura.
Quizá haya tenido
que ver en el regusto final que, tras ver esta película, cazase en Paramount
Channel la secuencia de El padrino III que comienza con la frase de "esta noche la familia Corleone saldará sus
cuentas". Yo confieso...