Sonrojante es el término que utilicé en mi precrítica de esta misma película para describir a los films poco realistas de la ciencia ficción mala. Pues estamos muy cerca de este caso, porque las intenciones del guionista por tratar de explicar algunas cuestiones científicas de la trama, son tan nulas y patéticas que dejan el entretenido film a la altura de un barra que da penita.
Desde el punto de vista no demasiado exigente de un espectador medio, la capacidad del film para captar nuestra atención e interés es plausible y hasta reconfortante cuando lo que se quiere es simplemente pasar un rato intrigado, pero cuando se trata de buscar algo más, se puede ver claramente que los detalles explicativos se justifican con frases lapidarias mencionando palabras como cuántica o parabólica de manera demasiado vergonzante como para entrar en cuestiones espacio temporales y demás. No ayuda al film por este error de forma, no incidir en lo complicado de explicar y dejar ahí, como si nada, cuestiones que se supone me tengo que tragar y seguir con la película como si tal cosa. Un desacierto dejarme intranquilo con una utilización de la memoria a corto plazo partidista y sesgada permitiendo inventiva sin sentido.
En cuanto a Duncan Jones, hace lo que puede con las imágenes, sin demasiado margen de maniobra, con pocos detalles y una serie de actuaciones para ir tirando a lomos de lo normalmente establecido en el cine puramente comercial. Jake Gyllenhaal tendría que haber sido reprendido por algún director de actores en algún que otro momento, pero en su línea, lo que le piden lo hace y a cobrar, oye.
Así, una compañera precrítica me decía, al menos en Origen se molestaban en darle vueltas a las situaciones y pretender que se sostuvieran, pero aquí nada de eso, en una historia de final destrozado e intenciones humanistas lejos de la ciencia ficción y cerca de la palomita. Un ejército de mentira, sesión dramática liviana y un metraje que cae en un listado de cine menor.