Me cuesta un poco hablar de Al límite. Me cuesta porque creo que es una de esas películas a las que se ve venir sin que haga falta que yo escriba tres párrafos para ayudar al lector a formarse un criterio. Además, Mel Gibson ya ha hecho esta película antes, se llamaba Paycheck. Una de esas películas de tipo duro al que putean, que se dedica a vengarse a diestro y siniestro. Pero es que la cosa es todavía más grave, porque Liam Neeson también ha hecho esta película hace menos de dos años.
Las películas de venganzas. Todo un subgénero. Un guión fácil que se escribe solo y que siempre queda curiosote. Se puede hacer más sobrio y duro (como es el caso), o totalmente excesivo (como Tarantino con su Kill Bill). El problema está en que tanto el espectador como el cineasta de hoy en día ha sido bombardeado desde pequeñito con toneladas de cine, de clichés y de tópicos, así que hace tiempo que las buenas películas buscan utiilzar esos tópicos para sacarlos de contexto y crear algo medianamente original. Y ese no va a ser el caso de Al límite.
Si echabas de menos a Mel Gibson como actor (cada uno tiene sus problemas mentales) ésta es tu película. Si quieres analizar la anatomía de una película de venganzas de libro, esta es tu película. Pero si buscas algo más, vete a ver a Scorssese o cualquier otra de las propuestas que hay en cartelera.