Bueno, pues eso, que el cine español continúa con su pelea por abrirse a diferentes géneros que, hasta ahora, no han sido terreno habitual en estos lares. Si tenemos aun en las salas al Grupo 7 con acción policial castiza y directa, poco falta para que lleguen The Pelayos, que se asoman como una suerte de Ocean´s eleven patrio.
El caper, el cine de atracos, golpes varios, estafas bien montadas y demás entretenidas telarañas, constituye un género 100% usamericano. Desde pelis muy duras como Reservoir dogs hasta ejercicios como Atraco perfecto, thrillers sin adornos como Pelham 1, 2, 3 o la simple pero efectiva consumación del estilo elevado a su máxima esencia, en la citada Ocean´s eleven (y secuelas; o en la original de Sinatra and company). Son cuatro ejemplos al tuntún. Anda que no hay.
Sé que parto de un análisis imperfecto ya que The Pelayos no va exactamente de un atraco, no va de un golpe como tal, pero digamos que el intento por engañar y vencer a la banca está ahí, com en tantas películas de género rodeadas del brillo de los casinos. La referencia es clara. Y las ganas de llevar eso a terreno nuestro es aplaudible.
Como en la trilogía de Soderbergh, aquí también se ha hecho además un esfuerzo por reunir rostros famosos en el cine español: Daniel Brühl, que ya fue chico Tarantino; Blanca Suárez, star system patrio; o Miguel Ángel Silvestre, el celebérrimo Duque, el objeto de deseo de toda mujer de este país. También están Eduard Fernández, un actor como la copa de un pino, o Lluís Homar. Mucha guita.
Dirige, dato curioso, Eduard Cortés: un tipo con experiencia en tele, bastante, pero en cine su trabajo anterior fue Ingrid. Algo radicalmente diferente a lo que ahora, en apariencia, nos encontramos. Esto puede despistar. Pero en la variedad está la gracia, dicen. O el gusto. Lo que sea.
Si Cortés acierta ofreciendo buen cine de entretenimiento, con esos elementos a medio camino entre lo nuestro y lo que, hasta ahora, no lo ha sido tanto, ya habrá ganado una batalla importante.