Hace poco conocimos en una entrevista en precríticas de forma más exhaustiva la figura del cortometrajista Eduardo Chapero-Jackson. Ahora, vemos una película que está formada por tres cortos suyos, todos entorno al ser humano, se vende como en situaciones extremas, yo creo que en situaciones de humanidad. Así, con estos tres contenidos estamos ante una excelente manera de ofertar el metraje de menor longitud conformando un formato para las grandes salas, pero que nadie se engañe, ni los espectadores ni los productores de tamaño invento si luego a nadie le salen las cuentas. Es decir, muchos no quieren ver cortos, muchos otros querrán ver rentable lo que de momento, hasta que las conciencias se habitúen, no lo va a ser, o al menos solo lo será uno de cada diez.
Dicen las malas lenguas que este director intenta conectar con el espectador a base de gestos, de personas y de historias que tratan de mostrar lo entero del ser humano. Es cierto que en poco tiempo es más difícil pero también es cierto que en mucho tiempo las posibilidades de despiste son mayores. Yo, personalmente doy el viste bueno a este experimento probado que nos ofrece más, más cantidad, más de aquí, más de buenas intenciones y me muestro muy a favor de la iniciativa, además contento por que pienso voy a tener contenidas dos historias que me van a gustar, con cada plano a medida, cada plano pensado, cada fe instaurada en cada segundo. Se me escapa la vena cortometrajista, lo sé, pero es que no es para menos.
Contracuerpo del 2005 con Macarena Gómez (Sexykiller), Alumbramiento del 2007 con Mariví Bilbao (sobre todo popular por la serie de tv La que se avecina) y The end del 2008 con Samuel Roukin (Happy: un cuento sobre la felicidad) conforman la oferta pelicorta de cartelera, como sus hermanas mayores. A disfrutar.