Estoy seguro de que Rivales sería una de las candidatas en los premios Razzies en la categoría de peor truño en si fuese norteamericana. Pero propongo unos premios así a la española. Y que ni lo vayan a recoger. Porque nos merecemos un premio todos aquellos que la hemos visto y porque somos algo más que espectadores, algo más que una cartera con patas y boca palomitera. Los primeros veinte minutitos de Ernesto Alterio con su hijo en la carretera, en la gasolinera, todo made in spain, son horrorosos y tan cansinos, tan mediocres que la peli da vueltas sobre sí misma sin saber a dónde ir y sin saber qué contar. Muy cutre todo, qué narices. Y cuando estás a puntísimo de ahogarte con una pita entra otra historia cruzada de estas que tan de moda está, bla bla bla. Y vemos a.... Jorge Sanz! Pero qué era de él después de Colegio Mayor. Y con él Goya Toledo pedante y ridícula. Porque en esta película lo ridículo les ha salido caro, muy caro. Gonzalo de Castro sin el registro de Gonzalo de 7 Vidas se pierde y María Pujalte en su línea.
Pido disculpas si no he contado al menos un poquito de qué iba. (¿Pero va de algo?) Dos equipos infantiles, uno de Madrid y otro de Barcelona juegan en Sevilla una final. Pueden imaginárselo. La típica rivalidad entre las dos aficiones y tal. Y podemos seguir hablando de este reparto tan aficionado pero no tengo ganas de despellejar a Santi Millán más todavía. A quien le guste Kira Miró pues podemos observar que algo se ha operado y que se nota. Y poquito más, todo muy absurdo, se cae al precipicio desde el minuto uno, no pide ni la hora ni pide auxilio. Ni ofrece nada ni deja que se ofrezca.
Mis últimas líneas se las dedico a Rosa María Sardá que nos ofrece los mejores momentos de este intento de comedia. Con todo el rollito de la lengua catalana y su catalanismo, del corte neoliberal de la sociedad, Sardá se mete en este papel perfectamente ofreciéndonos un humor más acertado, el mínimo común. No voy a extenderme más porque esta cinta no se merece ni una palabra más. Ninguna culpa de ello la tiene el equipo técnico y la gente que está ahí detrás dándolo todo.