Vaya por delante lo irónico del hecho de que cuando uno se pone a dieta deciden estrenar una película llamada Los juegos del hambre. Quizá ese, y no otro, haya sido el motivo que me ha llevado a tardar tanto en ir a ver la película. Como los lunes con la quiniela, estamos ante uno de los pelotazos de primavera de la industria yanqui que, sin embargo, no ha funcionado tan bien en la taquilla española, incluso superada en ambos lados del océano por Los vengadores.
La película se ha vendido o se ha querido entender como la búsqueda de un nuevo pelotazo para los adolescentes tras el fin de sagas como la de Harry Potter (¡qué decepcionante!) o la de Amanecer. Puede ser. Aunque esta película, primera de las adaptaciones de la trilogía escrita por Suzanne Collins, que también participa en el guión de la película, juega en una liga más ambigua al tratar una ciencia ficción juvenil aunque más oscura.
Si acudimos a la definición meet se puede decir que esta película es Perseguido meets Battle Royale. No tendrá la oscuridad de la película japonesa pero si que tendrá el gusto por el espectáculo y la crítica de la sociedad actual de la primera. De esta manera se comprende que la película entretenga a los adolescentes y a los que ya no lo somos.
La película supone el definitivo lanzamiento al estrellato de su protagonista, Jennifer Lawrence, que sorprendió a propios y a extraños con su actuación en Winter's bone, por la que recibió una nominación al Óscar. La acompaña un nutrido grupo de secundarios de postín como Stanley Tucci, Woody Harrelson, Toby Jones (el sosias de Capote en Historia de un crimen) y hasta Lenny Kravitz.
No será una película que deje poso en forma de saga pero quizá sea mucho mejor de lo que parece. Mientras tanto: prudencia.