Es comprensible que la crítica independiente esté encantada con esta peliculita. Digo peliculita porque es una película pequeña, en presupuesto y en ambición, como es del gusto de los independientes. Una historia sincera sobre las peripecias de personas de entrada normales, una forma de hablar de la gente y de la sociedad sin entrar en cuestiones muy trascendentes. O todo como cada uno lo vea, pues podría pensarse que es más trascendente el valor de la amistad, el dolor de vivir en una relación pasada, la crudeza de saberse una mala persona... que otras cuestiones más elevadas.
En todo caso es una película pequeña, no nos trata temas muy duros como “Million Dollar Baby”, ni muy peculiares como “El aviador”. Eso sí, avanzo ya desde ahora que me parece más interesante película que otras nominadas “Ray” o “Descubriendo nunca jamás”, que por cierto, cada día que pasa me arrepiento un poco más de haber regalado el 4 a esta última.
Sin embargo uno comprende que esta película reciba alabanzas, sobre todo sabiendo de quien las recibe. Porque está hecha como a ellos les gusta. Apoyándose en el guión con mucha fuerza, sin transformarlo con fuerza visual. Cuenta con el estilo más sobrio en la dirección, con una fotografía realista, resaltando mucho la luz, sin sombras. Actores muy en su sitio, bastante lejos del glamour y muy muy naturales. Los diálogos son lo más importante, por supuesto, la base de la película diría yo, reales como la vida misma pero más amenos que esta. Y cuando una película pone especial cuidado en los diálogos me gusta. Considero una de las bazas más importantes para que una película no se quede vieja (lo comento un poco al hilo de la supuesta intemporalidad de “Million Dollar Baby” que creo que tiene mucho que ver con esto).
También tiene pequeños detallitos, otra cosa que me gusta en las películas, como en el comienzo, cuando le ofrecen dos trozos de tarta a elegir al protagonista y este se queda con “el más oscuro” y lo degusta, claro está. Las relaciones personales, tanto amorosas como de amistad, resultan no sólo reales sino también cautivadoras. Yo esperaba hora y media y no me importaron nada las dos horas.
La pega estaría para mí en la banda sonora. A veces me parecía “La pantera rosa” y no hablo de la sintonía principal sino del relleno de las escenas. Debo decir en su favor que realmente no me resultaba fuera de lugar, pero no deja de ser un poco... ¿poco serio? La otra pega es el preguntarse si esta historia vale la pena ser contada, pero pienso en otro tipo de películas, como las españolas (generalizando, aunque no mucho) que también juegan a contar cosas cotidianas, pero no salen así de bien, por lo que pienso que la cosa no ha de ser tan fácil. El caso es que a mí me gustan estas películas "pequeñas", como las películas más cotidianas de Woody Allen. Evidentemente Payne no tiene su ingenio, especialmente en la comedia, pero tampoco trata de buscar la carcajada, y tiene un toque más homogéneo, para bien o para mal. Comparaciones con el maestro a parte, me esperaba una película mucho más aburrida, en estos Oscars casi todas las apariencias engañan.
En todo caso, una diferencia de la noche al día con “A propósito de Schmidt”, donde posiblemente la novela fuera mucho más aburrida.