Crítica de la película Infectados por Beiger

Estamos ante una película americana de una distribuidora pequeña, con actores semidesconocidos, director desconocido, una duración de 84 minutos y una temática mil veces vista. Pero Infectados, no parece en absoluto una mala película.

En primer lugar, se trata de una película corta que cuenta su historia con la estructura típica de las road movies (como ya sabéis, en las road movies los personajes no solo emprenden un viaje físico, sino un viaje vital donde siempre aprenden algo), donde nuestros protagonistas se irán acercando kilómetro a kilómetro a la verdad y a su destino. Se trata de una estructura que siempre ofrece el suficiente ritmo como para no aburrir. Además, para contribuir al entretenimiento tendremos un suspense, más preocupado por imitar a los grandes clásicos que por ofrecer algo nuevo, pero que ayudará a dotar a la historia de cierta intensidad. La sabéis: mucha cortina tras la cuál hay... ¡un maniquí! y mucho juego de no saber si alguien está realmente infectado o no, y todos los mecanismos típicos del terror sicológico.

En definitiva, estamos ante una película de consumo, que se las arregla bien con un presupuesto limitado y que sabe utilizar bien todo aquello que no cuesta dinero. Una película para esos días en los que nos apetece el plan de cine, no queremos que nos escupan al ojo, y ya tenemos vistos los grandes blockbusters otoñales.