Crítica de la película El cumpleaños de Laila por Iñaki Ortiz

Un personaje tiene que partir de un punto A y alcanzar otro punto B, consiguiendo por el camino un objetivo en apariencia sencillo (a veces simplemente el hecho de llegar) pero que por diferentes causas relacionadas con el contexto, resultará más complicado de lo que parecía. Normalmente un complicación de hora y media.

Este tipo de argumentos tan manidos, son relativamente habituales en el cine árabe. Está claro que el desarrollo de la trama no es el fin en este tipo de películas, el argumento no es más que una excusa para mostrar una visión de la realidad social de su entorno. El problema es que, para el espectador del siglo XXI, pocas veces es suficiente justificación para aceptar una historia que ofrece tan poco interés.

Un defecto que se da mucho en festivales, donde la palabra "Palestina" abre más puertas que un guión inteligente. En la sección oficial del festival de San Sebastián podremos ver esta película que me temo que supondrá básicamente un relleno que no convencerá ni a crítica ni a público. Aunque su director, Rashid Masharawi, no es precisamente un novato y ha tenido ya éxito con anteriores películas suyas en festivales; me temo que se ha debido más a los valores éticos que a los cinematográficos.