La película narra la increíble pero cierta historia de Latif Yahia, un iraquí que, sin entrar en detalles para no desvelar la sorpresa de quienes se libren de los trailers cargados por el diablo, se ve sometido a la existencia cercana de Sadam Hussein en unos iniciados años 90 en plena Guerra del Golfo.
Dominic Cooper (Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros), es el encargado de hacerse con este papel jugoso pero complicado tanto para actuarlo como para la carrera de un actor, tratando de mantener el tipo y sostener el peso de un film que pretende ofrecer ritmo, acción y un humor extraño en un personaje desquiciado.
La película no está hecha en clave documental, muestra viva de lo sucedido, todo lo contrario, está construida más como película donde guionizar el entretenimiento que como desvelo de aquel momento y hecho concreto. Peligroso por tanto acabar siendo una parodia seria del suceso o simplemente un biopic exagerado que busque triunfo en taquilla. Decantándome por lo segundo no creo demasiado en la película en conjunto pero sí en algunos de sus momentos aislados.