De una manera consciente o inconsciente, ET y el majetón Johnny número 5 están detrás de la forma de este entrañable robotito, wall-E, que ya nos han colado por doquier en marquesinas y demás espacios publicitarios. Es una creación brillante, un muñequito genial que funciona con sólo mirarlo. Un éxito creativo.
Ahora, detrás de ese pequeño amasijo de chatarra los chicos de Pixar nos tienen que ofrecer algo más, un libreto, una historia y una miga que les confirme como el mejor equipo de animación del mundo, como ese estudio brillante que está por delante de sus competidores.
Soy de los que disfrutó con Ratatouille. Me pareció una comedia graciosísima y muy inteligente. Pero creo que aquí, con wall-E, nos van a ofrecer algo más, nos van a llevar más allá. Intuyo que Pixar lleva años trabajando con ese robot y que no han estado dispuestos a tirar adelante con él hasta que han estado seguros de que lo que tenían entre manos era, simplemente, superior.
Habrá mucho, de nuevo, de comedia clásica en la película, como ya sucedía en Ratatouille. Pero si allí lo nuevo, el aroma moderno, lo aportaban las espectaculares técnicas de animación, creo que aquí vamos a disfrutar de algo más, de un poso de modernez y riesgo que estará también en el propio ritmo narrativo.
El nombre al mando de todo el proyecto es Andrew Stanton. Él ideó la historia, él se encarga del guión en gran medida, él dirige. Él, asimismo, fue el máximo responsable de Bichos y Buscando a Nemo (una de mis preferidas del estudio), además de guionista de Toy story y Monstruos S.A.
En definitiva, la Pixar no ha dejado en manos de un cualquiera su proyecto más ambicioso en mucho, mucho tiempo. Y si la Pixar se pone tremenda, hay que tener muchas y buenas esperanzas.