¡Por fin! Desde Rusia y sin amor. Porque parece que es lo que allí reina. Pero qué ganas tengo desde hace un tiempo ver los pequeños pasos de la industria cinematográfica rusa en nuestras salas de cine. Qué sería Rusia sin su gente y sin sus tantos rincones. Rusia de principio a fin tiene mucho que ofrecer. Desde el género documental, hasta el bélico, su historia, sus gentes y sobretodo sus dramas. Dramas personales y colectivos al fin y al cabo. Historias personales que forman parte de la aplastante mayoría del colectivo. Guiones de cuatro palabras, gentes diferentes, la intranquilidad de la naturaleza, fotografía desnuda que tiene frío. Y Aleksandra es un título que suena a danza, a armonía, a belleza de los Urales. ¿Hacia dónde se dirigirá Aleksandra? Esta producción francorusa estuvo nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes del 2007 y llega ahora hasta nosotros con muchas pensamientos. ¿Será diferente? ¿Contará algo de verdad o será la mera especualación del cine independiente de "la diferente entre las diferentes"? Pero sobre todas las cosas la mayoría pensamos que estamos ante los primeros pasos de un cine que se puede estar haciendo en la Rusia post muro y que cuenta con directores frescos a pesar de su medio siglo de vida como Alexander Sokurov que no es ningún novato y que tiene títulos como Madre e Hijo, Padre e Hijo o la trilogía sobre líderes políticos de Hiter, Lenin e Hirohito. Sin duda El Arca Rusa le ha dado más fama de la que ya tenía. Y es a día de hoy un icono en su país. Pero quiero hacer mención a la tendencia de hacer cine de una manera más actual sin perder principios propios que pueden ser el instrumento imprescindible para la nueva generación rusa de actores y directores. Aleksandra es un ejemplo de trabajos que se hacen. Importante también su grado de aceptación en Europa, desde los festivales que la reconocen hasta las salas de cine más pequeñas, sencillas, vulgares, tradicionales pero llenas de gente "european cinema" que son el pulmón de estas producciones.
Aleksandra es el nombre propio de un pueblo, el ruso. El de una generación, de un conflicto emocional, un icono al igual que Sokurov pero en mujer. Ánimo. Me apetece ver un cine al más puro estilo literario al cien por cien.