La historia tiene interés. El hundimiento nazi desde el punto de vista de los hijos de los criminales de guerra. Un punto de partida que da lugar a cuestiones éticas relacionadas con el relativisimo cultural, la marginación del vencido, la inocencia, la mentira, la supervivencia. Todo eso, de una manera o de otra está en Lore, pero sin conseguir en ningún momento un discurso claro o un retrato interesante. La historia se mueve empujada más bien por un conjunto de tópicos que no llevan a buen puerto. Los personajes se desarrollan de forma demasiado difusa, así como la relación entre los dos jóvenes.
Claro que, si hablamos de tópicos, debemos fijarnos especialmente en la dirección de la australiana Cate Shortland, porque su estilo resulta abrumadoramente estándar. En primer lugar, confunde conseguir una fotografía fría con hacerla simplemente azul. Todo el balance está burdamente desplazado hacia el azul, sin que apenes quede un blanco puro. Ni siquiera el verde de la vegetación es del todo verde. Me parece aceptable que incluya innumerables elementos azules, especialmente en la ropa, que es algo que ya hemos visto este año también en La vida de Adele, pero con la descompensación de color lo único que consigue es destrozar la fotografía de la película.
Para colmo, se dedica constantemente a rodar de un modo muy suave, con interminables planos de detalle de objetos, flores, partes del cuerpo. Una constante búsqueda de planos bonitos (bastante facilones) que no están en absoluto al servicio de la historia que está contando. Todo el horror que se muestra en cada marca del hambre y la muerte queda aguado por un estilo imperturbable, que se mantiene constante sin adaptarse -ya sea por énfasis o por contraste- a lo que cuenta.
Lo difuso de su desarrollo y de su dirección hacen de esta película de premisa y contenido tan prometedores, una aburrida secuencia de calamidades sin fuerza. Quizá sea que tengo demasiado reciente la efectividad de Steve McQueen en 12 años de esclavitud, quizá por el azul omnipresente, pero lo cierto es que la película me ha dejado absolutamente frío.