Millenium 3 cierra la archifamosa y supermediática saga alrededor de Lisbeth Salander que nos regaló Stieg Larsson antes de morir y regalarnos un culebrón familiar más supermediático todavía. A estas alturas ya sabemos en qué ha quedado la adaptación cinematográfica de la trilogía. El estilo elegido por los que la han realizado ha sido más bien conservador. Es lógico... y es una pena. Eliminar todo lo que hace diferente a Millenium de las películas para poder adaptarla sin problemas hace que la saga pierda completamente su interés. Pese al buen trabajo de los del marketing, que nos plantan a Lisbeth con un estilismo gótico punk superkitsch, ya no se nos consigue atraer hacia la película, porque ya sabemos que nos lo vamos a tomar descafeinao.
Quizá lo más atractivo de la película sea disfrutar el buen hacer del cine nórdico. Una vez más consiguen una estupenda fotografía, una dirección sobria y consiguen remendar el guión más o menos decentemente. Pero como digo, el material de Larsson merecía algo más.
A veces hay que ser comprensivo con la lógica de mercado y a veces no.
Echo de menos a Lisbeth, pero no iré a verla al cine.