Parece que nos invade una corriente anticonvencional sobre ciertas estepas sociales que durante décadas han estado viviendo tan a la ligera y que tan comercialmente se ha llevado a las salas de cine sus vidas como si de algo romántico se tratara. Romántico me refiero en cuanto a las formas: el entorno, la grandeza literaria de sus largometrajes. Pero ahora, de buenas a primeras nos llega Gomorra y seguida a ésta Il divo.
Sin duda se trata de esas películas que pueden gustarte más o menos pero es de esas que no te dejan indiferente. De eso estoy seguro. Palabra de precrítico. Para empezar, que el cine italiano no es lo común en nuestras salas y tampoco lo es como opción de la película semanal o especial de cada uno. Me atrevo a decir Il divo no tiene que ser una cualquiera, pues las aguas están revueltas y los caminos ya no son atajos. Será directa, menos poética, más radical, más violenta en cuanto a su guión, más nerviosa, más fiel a la coyuntura de los personajes.
Y si por si todo lo anterior no fuera poco, os puedo decir que en el Festival de Cannes 2008 fue la ganadora del Premio del Jurado. No siempre el aval de los festivales es su mejor trampolín pero seguro que la hace más atractiva al público más solidario y militante.
Su director, Paolo Sorrentino no es un debutante pero tampoco es un hombre que tenga una cantidad importante de títulos. Tan sólo tres películas. L'amico di famiglia y Las consecuencias del amor. Ésta última cinco Premios Donatello. Para todos aquellos que tengan interés por el director. Toni Servillo (Gomorra) y Ana Bonaitu ( Mi hermano es hijo único) aparecen como principales capitanes generales en el reparto. Gente con títulos a sus espaldas que la avalan por segunda vez.
Como seguidor del cine italiano como respuesta a otras tendencias cinematográficas le voy a dar cuatro estrellas. Veamos si las estrellas son tan abundantes después de verla.