Crítica de la película Un Dios salvaje por William Munny

La nueva película de Roman Polanski no va a tener que envidiar nada a su anterior filmografía, en esa nueva tendencia a directamente triunfar y punto, como ejemplo El escritor, porque nos hayamos ante un Polanski que me atrevería a decir que siempre era exacto y ahora es preciso. La edad no perdona, la justicia americana tampoco, y en medio de ese cansancio puede que haya elegido algo sencillo de rodar en cuanto a la logística más que sencillo de rodar en cuanto al contenido.

Polanskallen, uniéndose un poco al proceder de Woody, juntará a dos matrimonios en torno a un tema que no nombraré, la intríngulis mejor sin conocerla, en la conversión de una obra de teatro cómica en lo que parece ha logrado en rehacer como una clara tragicomedia. Como todos quieren rodar con él, no le ha sido un problema lograr en esos matrimonios las figuras de Kate Winslet (próximamente en Contagion), Jodie Foster (directora de la reciente El castor), John C. Reilly (Cyrus) y Christoph Waltz (Agua para elefantes). ¿A que todos ellos juntos como parejas convencionales dan de sí de primeras?.

Lo que espero que nos encontremos es otra agresiva pero sutil vuelta de tuerca del cineasta con una historia que generalizar en una sociedad que mantiene costumbres dañinas y globales pero que él, de manera vengativa, acaba por hacernos ver desde una perspectiva maliciosa. Su poder, reside en irnos involucrando para no dejarnos escapar y provocar en nosotros reflexiones muy humanas.

Desde luego, no voy a pasar esta película como una de las importantes del año, porque el director no defrauda, porque su cine siempre me ha gustado y encima suele estar lleno de enormes detalles de calidad tanto en el libreto como en la cámara.