Crítica de la película Roman Polanski: Wanted and Desired por Romulo

Llego con retraso a esta post-crítica, pero me he comprometido a hacerla ya que mis impresiones posteriores al visionado han sido muy distintas a las que, en su momento, vertí a modo de precrítica. Me olía a morbo sencillo, todo el aparato formado alrededor de este retrato de uno de los instantes más escabrosos de la vida de Roman Polanski -y mira que los hay...

Pero esta película-documental me ha sorprendido. Para empezar, ha hecho un verdadero y honesto esfuerzo de puesta en escena de absolutamente todos: Desde el policía que realizó la detención, hasta fiscal y abogado defensor, pasando por la propia víctima: La célebre Samantha Geimer (13 años cuando todo ocurriera; quien conozca el caso concreto sabrá de qué hablo) efectivamente se sienta ante la cámara para recordar hechos, emociones, verdades.

Cierto que el documental se centra muchísimo en el juez encargado del caso y en su mala práctica, y que precisamente él, ya fallecido, no está para defenderse, o para contar "su verdad". Pero se agradece que los responsables del documental den la voz a todos los que tuvieron que interactuar con él. Desde todos los lados.

En definitiva, finalmente, más allá de Polanski, y con la estupenda HBO como compañía impulsora del documental, se desarrolla una inteligente denuncia de mala práctica judicial, emponzoñada por las ansias de estrellato de no pocos.

Por esto, también, considero inteligentísimo y adecuado el esfuerzo del documental por perfilar la vida de Polanski desde que ésta se convirtiera en pasto de paparazzis, ya con la tragedia del asesinato de su mujer, Sharon Tate, a manos de Manson y cía. No tanto por presentar las no pocas desgracias vividas por el realizador polaco a modo de atenuante emocional (fea trampa, sería ésta) si no porque esa histeria mediática que comenzó a perseguir a Polanski es una de las claves para entender todo el proceso judicial que nos ocupa. -Al fin y al cabo, hubiera sido más sencillo cargar las tintas en las desgracias de su niñez, cosa que pese a un par de apuntes, prefieren no explotar.

Por esto, insisto, aplaudo que no oculten opiniones no necesariamente "expertas" pero finalmente, válidas como voz (no necesariamente como voto, entiéndase relajadamente lo que digo), como es la del agente policial encargado de detenerle, en su instante, que sin temblor ni duda asegura que Polanski simplemente debió pasarse 10 o 15 o 20 años a la sombra.

Por otro lado, igualmente, el relato del proceso judicial es minucioso, voz a voz, paso a paso, detalle a detalle, y encaminado a entender perfectamente las conclusiones de todas las partes: Tanto fiscal como abogado defensor, finalmente, aseguran que la actuación del juez fue ilegal. Igualmente, entienden la "fuga" de Polanski. Sea como fuere, es el detallado relato de los hechos, declaraciones y recuerdos lo que da valor a todo el conjunto.

Por supuesto, finalmente, de alguna manera, el documental se posiciona, aunque sea sutilmente. Es evidente. Pero, ¿es esto acaso un error? Lastimosa inocencia la nuestra si creyéramos posible un documental perfectamente aséptico. ¡Y menos sobre un tema como éste!