Creo que, a pesar de que la película realmente ya se ha visto, en Venecia (y con un recibimiento más o menos favorable, salvo para fanáticos del desprecio), en todas partes se está encorsetando a Children of men en un género que, intuyo, realmente no es el suyo.
Ciencia-ficción, dicen muchos. Claro, la película está ambientada en un futuro medianamente lejano. Eso ya la convierte en ciencia-ficción, en lo referente a clichés y organización. Y, sin embargo, creo que nos encontramos, más acertadamente, ante un trabajo de política-ficción. Un simulacro, una hipótesis de situación extrema, una fábula política sobre el desmoronamiento del globalizado presente humano ante una amenaza inminente de muerte, de final, de adiós.
Me interesa mucho lo que Alfonso Cuarón haya podido hacer con un planteamiento tan pesimista, tan arriesgado, porque me aventuro a creer, con mucha esperanza, que el director de Y tu mamá también ha buscado voluntariamente engarzar esa reflexión en un relato tenso, con ritmo, con violencia.
Le apoyan Clive Owen, Michael Caine y Julianne Moore en el reparto y, por lo que a mi respecto, también yo desde alguna de las butacas de alguna sala de cine. En cuanto pueda.