Esta es una biografía atípica. El objetivo aquí no es
detallar una serie de hechos significativos de la vida de Bob Dylan. Lo que consigue esta película es transmitir una idea
completa del cantante, de lo que representa y de su esencia. Para ello se mezclan
sucesos reales con otros ficticios, pero no por ello menos verdaderos. La obra
del músico y la ficción inspirada en su trabajo y sus ideales son tan
representativos de su persona o quizá más que el relato de sus andanzas.
No es inusual en un biopic que la obra o el estilo
definitorio del artista formen parte directa o indirecta de la película. Pero
aquí es casi indivisible, y para los menos iniciados, casi indistinguible.
Pronto el espectador puede tomar la decisión de dejarse llevar y recibir con la
mente abierta los diferentes puntos de vista sin pretender separar realidad de
ficción, pues finalmente, lo que se nos quiere transmitir no es más que una
idea, y las ideas no están relacionadas con el grado de realidad.
La película ataca este planteamiento complejo (donde el
espectador podría perder fácilmente el interés) con un ritmo excelente; un
entrelazado de las subtramas de estructura irregular, desdibujada; un derroche
musical como cabía esperar; pero sobre todo, con unos excelentes intérpretes.
Curiosamente, uno de los mayores parecidos físicos con Dylan
lo encontramos en Cate Blanchett,
quien además de tener el mayor peso, consigue destacar claramente como la mejor
interpretación. Christian Bale también consigue cierto parecido, y una interpretación afinada, aunque este con
menos metraje. En cualquier caso, todos los actores funcionan de maravilla y
aportan su granito de arena bien distinto del resto.
I'm not there es
una película de su tiempo, deudora de las nuevas ideas de acercamiento a un
artista real, pero sobre todo de nuevos estilos. Es fácil pensar, por varias
razones, en Las horas. Un producto
que no teme ser complicado para el gran público, pues es muy consciente de su
calidad.