Crítica de la película La Montaña Embrujada por William Munny

Por casualidad


2/5
05/01/2010

Crítica de La Montaña Embrujada
por William Munny



Carátula de la película Mira por donde la vida me ha llevado a tener la oportunidad de disfrutar de las malísimas escenas de una película que jamás habría elegido por nada del mundo. Bajo el traqueteo de un vagón nervioso corro a ponerme los cascos y comienzo a ver lo que me esperaba, una desconcertante manera de hacer cine, y lo peor, cine juvenil, incluso infantil.

Si bien los niños me hacen pensar en el El pueblo de los malditos de John Carpenter, y digo solo me hacen pensar porque es una lejanísima poco talentosa imitación extraña, el personaje principal me hace recordar un mal chiste contado sin gracia. La situación increíble en la que se muestra continuamente sin querer ver la realidad, la asombrosa capacidad de estar de prestado pero preocupado por los susodichos menores mientras una especia de Bioman les trata de encontrar a paso de tortuga fea, acaban por desesperarme.

Por si fuera poco la presencia de un malo de única cara, el actor Ciarán Hinds, al que podemos recordar de Roma la serie televisiva, termina por destrozar lo poco de salvable haciendo de la huida una escapatoria solo creíble y digna para los más pequeños a los que la lógica no les secunda. Aderezado todo de diálogos infernales y descansos explicativos pésimos, la montaña famosa aparece sin importancia y como gabinete de la mejor de las películas de Austin Powers, una cueva que parece albergar más a Fantomas que a un Disney malo. Un horror.




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