Crítica de la película Antes que el diablo sepa que has muerto por Iñaki Ortiz

Ya en la precrítica esperaba una película convencional, pero todo tiene un límite. El film camina tan despacio que pronto el espectador lo deja muy atrás. La estructura, levemente desordenada, aporta toda una cantidad de información innecesaria, empezando por los rótulos que indican el momento y lugar, un recurso desfasado para un público acostumbrado a un nivel mucho mayor de dificultad cronológica. Una estructura demasiado rígida y simple.

Cuando una historia es tan sencilla y tan previsible como la de esta película, se exigen dos cosas: una duración menor y una complejidad narrativa mucho mayor. Sin estos dos puntos, la película se hunde en el tedio. Volver atrás en el tiempo y contarnos algo que más o menos ya ha quedado claro, no es una buena solución. Recurrir a giros dramáticos que se han repetido en mil ocasiones antes, mucho antes, tampoco es una buena solución. La subtrama de los amantes sobra, queda patente en la poca influencia que tiene en en hilo principal. Descenso a los infiernos y la tragedia anunciada. ¡Por favor!

Está claro que si algo salva la película es el impecable trabajo del reparto. Realmente no sorprende porque todos son grandes actores. Philip Seymour Hoffman, en su línea, Ethan Hawke, que siendo tan bueno inexplicablemente no encuentra buenas ofertas y Albert Finney; consiguen que un drama trillado y previsible tenga un cierto calado en el espectador. Gracias a ellos, la película puede verse al menos una vez. El trabajo sobrio pero elegante de Sidney Lumet funciona, incluso tiene algunos momentos de atrevimiento impropios de su veteranía. Aún y todo, el guión no da para más.

No atrapa, sobra mucho metraje y en muchos momentos cansa. Nos la sabemos demasiado bien para entrar en el drama fácil. Una pena el desperdicio de estos grandes de la actuación.