La precritiqué como un thriller de ciencia ficción y no he dado en el clavo ni en una ni en otra. Y si la juzgara en esos términos la películas saldría muy mal parada. Como thriller mal, porque no hay tensión ni acción ni nada de nada. Cuando la chica dispara a la “cinta”, un aburrido espectador de filas más atrás dijo: “es la primera bala de la película”, y tenía razón, porque la película no va por ahí. De ciencia ficción poco, la mera cuestión que necesita para desarrollar su película, pues ese futuro, que si echamos cálculos debería ser por lo menos el siglo XXII, no es ni futuro ni es nada, ni en cuestiones sociales, ni en tecnológicas ni artísticas ni nada de nada. Ciencia ficción cero.
La película ciertamente tira por otro lado. Lo que le interesa al autor es más el aspecto psicológico, tanto la cuestión de impacto social, que creo que está bien tratada, como hablar del complejo de culpa, ya no en supuestos futuristas sino aquel que todos podemos ver en la vida cotidiana. Robin Williams, a riesgo de encasillarse vuelve con un personaje atormentado, con tintes obsesivos, muy parecido al perturbado de la tienda de fotos, o al perverso de “Insomnio”, debería preocuparse porque está consiguiendo dar cada día más grima, que ya es decir. A este paso va a terminar de malo de torrente. En cualquier caso me gusta en estos papeles, y creo que en este caso ayuda mucho a esa atmósfera de culpa, de pecado, de pecador.
Otro tema interesante de la película es la reflexión sobre el cine o más ampliamente sobre los medios audiovisuales. Los paralelismos con el montaje cinematográficos además de tener mucha fuerza en la historia le sirven al autor en su faceta de director para jugar, y me gusta como juega. Los momentos en los que aparece sobreimpresa la fecha me parecen muy inteligentes. La reflexión sobre el impacto audiovisual está servida.
Eso sí, la película tiene puntos negros. Para empezar, si juegas con el thriller luego no puedes dejar a medias al público, con ese personaje de Caviezel que ni entra ni sale y su secuaz irrisorio, y mucho menos terminar con ese final tan descafeinado. Quizá toda esta trama ha sido impuesta a un principiante, no lo sé, pero creo que hubiera sido mucho mejor olvidarse definitivamente de la parte thriller y dedicarse a lo que verdaderamente toma importancia en la película. Eso sí, habría sido mucho menos comercial y posiblemente no habría conseguido a Williams.
Estos aspectos negativos, en condiciones normales serían más que suficientes para dejarlo en tres, pero voy a tener en cuenta otras cuestiones aunque no me suela gustar hacerlo. Para empezar, se ve a la legua que es una película muy pequeña, con muchas limitaciones económicas que no dan lugar a muchos lujos. Quede dicho eso, pero lo que realmente me importa es que la película me ha sorprendido, me esperaba el típico thriller trillado de sorpresas y resorpresas donde la memoria es mentira y cosas por el estilo. Sin embargo me he encontrado con una película con una clara intención de ser diferente. Sin persecuciones, sin balas, sin rollo tecnológico... Tocando otros temas, con mayor o menos acierto y siguiendo su propio rumbo. Me apetece ver por donde sigue este autor y voy a apostar por él y apoyarle con cuatro estrellas. Por sorprenderme, por empezar con esa escena tranquila que de ninguna manera esperaba y, en definitiva, por tratar de salirse del recurso fácil, le ofrezco la cuarta estrella.