La verdad es que no es para dar tanto por este film, así que mi nota inicial, con un cuatro que pensaba iba a pertenecer a la esfera de la originalidad y algo más, se ha quedado sin ese más.
De acuerdo que es una película original, valiente y despiadada con los conceptos clásicos del cine y no tan clásicos, pero no avanza mucho más allá. La sensación de que detrás de cada escena en la que se logra algún interesante proceder de algún objetivo, en forma de rodeo, mesa para cenar o vendedor de armas, hay un corte violento porque lo sucedido a la hora de rodar en vivo no fue para tanto, deja a medias la animosidad de un espectador que esperaba más.
Al menos, consciente de la tontería, Borat no intenta hacer demasiado verdadero el metraje donde se siente triste y lejos de las personas violentadas, así que todo fluye como una especie de documental donde el absurdo se hace un hueco, y bien está que se lo haga, para hacernos sonreir de vez en cuando y abrir la boca por la osadía otro rato más. Véase la escena de los dos desnudos a panporrazos.
En definitiva, ha estado cerca de ser tan bestialmente necesaria en las vitrinas como algunas de las creaciones de los Python, pero sin embargo no les llega a la suela de los zapatos, al menos Michael Moore ("Fahrenheit 9/11")hablaba en serio.
Sacha Baron Cohen es un charlatán con muchas espectativas al que seguiré sin remilgos, pero que ya que se mojaba se podría haber mojado más o al menos no vender algo que no tiene.