Debo reconocer que entré por un error debido a mi incipiente Alzheimer, supuestamente yo me iba a Ploy (sí, lo sé, es lamentable, no sólo me he equivocado de sala, también de cine y maldita casualidad que ambas eran pases de prensa a la misma hora). Y es que esta película no me interesaba en absoluto. Tan poco como lo que me interesa escribir esta postcrítica, sería tan fácil como reproducir aquí todo lo expresado en mi precrítica.
La película viene a ser un insulto al espectador mínimamente inteligente. Una fábula de brocha gorda en la que el símil es tan evidente que casi deja de ser un símil para ser directamente lo que representa. Esos críos armados con palos y diciendo las palabras exactas que deben decir para que todo sea un reflejo exacto, repito, exacto de la situación real. Completamente sonrojante. Vergonzoso, como dice el título.
Por alguna extraña razón, además, las cosas se repiten varias veces, quizá para que no se pierda nadie. Especialmente las indicaciones que le dan a la cría, se las repiten una y otra vez con las mismas palabras.
Una cosa es querer transmitir un mensaje de manera no directa, con unos niños y otra convertir la película en una función de fin de curso.
Exasperante, sonrojante e insultante. Terrible equivocación la mía.