En varias ocasiones he hablado de la buena salud que parece tener el cine rumano y lo de moda que el mismo está. En el festival de Cannes de este año esta película se alzó con la Palma de Oro, y otra película rumana, California Dreaming venció en Un certain regard.
Sin embargo, y parafraseando a los "casi, a priori, esta película no termina de inspirarme mucha confianza. Tal y como comenta mi compañero Beiger, me seduce más el tiempo en el que está ambientada la película, por encima del tema. Un tema que desde luego está trillado, pero que aún puede ser maravillosamente explotado, como ya lo demostró Mike Leigh con su formidable El secreto de Vera Drake.
Desde luego no espero un ataque voraz a los estertores del comunismo en Rumanía, algo que por otra parte me apestaría, pero sí algo interesante como los toques que sobre la vida al otro lado del telón de acero se trazaron en La vida de los otros.
Mungiu es un prometedor director que ya despertó las atenciones del público con Occident (2002), comedia con la que triunfó en festivales menores como Mons, Sofía, Tesalónica o Transilvania.
Desde luego, ésta es una de las películas que hay que ver este año y que es muy probable que sufra un fuerte espaldarazo ante una más que probable nominación al Óscar, además, en ningún caso puedo ocultar mi atracción animal hacia el drama y la tragedia.
Una dirección y puesta en escena directas que no escatimará en poderosos golpes visuales y de guión, por ser franca desde el minuto 1, algo de lo que quizá debiera aprender el Sr. Haggis (Million Dollar Baby).