Desde el primer
momento este proyecto me resultó poco interesante. El planteamiento
no me puede dar más igual, parece que Hollywood está empeñado en
que conozcamos el origen de todo y rara vez tiene verdadero
interés. Además, el camino que ha tomado este origen parece algo
absurdo y forzado. Por otra parte, la idea de humanidad que se
planteaba en la primera película y algunas cuestiones filosóficas
de la segunda entrega (pronto la cosa se desmadró con las secuelas)
aquí se van a ver reducidas a un mensaje ecológico de consumo
fácil. Me gustan las nuevas entregas que aportan, no las que simplifican.
A lo que se va a
reducir, es a disfrutar de las avanzadas técnicas digitales que
volverán a convertir a Andy Serkis en un convincente ser
animado, esta vez aún más creíble y con más capacidad
interpretativa. Eso y disfrutar de algunas escenas de acción
espectácular. En el apartado interpretativo, el genial James
Franco, que desgraciadamente pocas veces puede acceder a trabajos
tan interesantes como 127 horas, y le toca comer mucha mierda
para desgracia de su carrera artística y para bien de la ampliación
de su piscina. Tendremos al cobarde Draco Malfoy fuera de la saga
Potter, es decir, Tom Felton haciendo de Draco Malfoy con
interminables escenas de justificación de la rebelión.
¿Y por qué ver
esta película que pinta tan mal? ¿Por qué ahora que ya casi hemos
superado el desierto cinematográfico del verano? Simplemente porque
he recibido buenas referencias desde diferentes sectores -incluido
algún precrítico- y toca ver para juzgar. Habrá que acercarse al cine por si acaso, no vaya a ser que tengan razón. Veremos si Rupert
Wyatt con su segunda película nos sorprende algo, aunque contar
con los guionistas de The Relic no es un buen aval.