El joven Bilike vive con su familia en una austera cabaña perdida en la estepa de Mongolia. Un día, jugando con sus amigos, se encuentra con una pelota de ping pong flotando en el arroyo. Ninguno había visto algo así nunca.
Se trata de una comedia asiática que ya se vio en la 51 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, en la que consiguió el galardón a la mejor fotografía. El tercer largometraje de Hao, después de su debut con Jueves, Miércoles e Incienso, esta es una opción muy válida que vale bastante más que cualquier intento de ser original dentro de lo divertido en el mundo actual, aunque sólo sea por que aúna el conocimiento de un modo de vida que nos queda lejos de manos de una dirección que seguro tiene en cuenta más a las personas, que a los planos triunfalistas que surgan de las ideas de risa sencilla.