Uno ya se hace un lío con lo moderno, los postmoderno y ya lo postpostmoderno ni te cuento. Sea lo que sea este concepto que lanza precríticas pero que aun no está muy claro, yo creo que esta película debe serlo por narices.
Una película que tiene como base la adicción a chuparse el dedo de un joven, (y que no me diga nadie que desvelo algo porque el título es muy claro) tiene una clara aspiración de diferenciación. El colorido de su cartel publicitario lo confirma.
Que quiere ser diferente, chocante, orginal, está claro. Que consiga serlo es otro cantar. Me hace recordar demasiado la no muy lejana “Extrañas coincidencias” y, aunque creo que en esta no se llevarán las cosas tan al extremo, pienso que puede flojear y vencer en los mismos puntos. Será original sí, pero a costa de serlo de manera provocada, excesiva. Tendrá fuerza, seguramente, pero a costa de resultar artificial incluso dentro del artificio.
Tenemos en el reparto, de secundario de supuesto lujo, a Keanu cara de tiesto Reeves ("Scanner Darkly","Constantine"), un tipo que elige películas curiosas. Muchas veces son un petardo, pero son curiosas, eso hay que admitirlo. Reconozco que admito su incapacidad como actor y me dejo llevar por su presencia estanca disfrutando con sus elecciones. Mucho o poco, es junto con Tilda Swinton ("Las crónicas de Narnia", "La sentencia") y si se quiere, Vincent D’Onofrio, el único nombre que avala el film.
Aunque el verdadero aval no viene dado por los nombres sino por la buena acogida que ha tenido la película en Sundance 2005 y en la Berlinale 2005.
Por lo demás, su autor, el primerizo Mike Mills proviene básicamente del mundo del videoclip, que no es cosa mala (Véase David Fincher, Spike Jonze o Michael Gondry), haciendo trabajos para grupos tan en la onda postpost como"Moby" o los Coppolinos “Air”. No creo que este sea un punto débil.
Si no se pierden los papeles, si el protagonista Lou Pucci (que ha estado este año en Cannes por partida doble, “Fast Food Nation” y “Southland Tales”) merece los premios que ha recibido y todo el mundo se porta relativamente bien podremos tener una película interesante. Aun con mucho riesgo, perdérsela sería un crimen.