Crítica de la película Harry Potter y el prisionero de Azkaban por Iñaki Ortiz

Harry Potter va creciendo a medida que avanza la saga, y esto es interesante. Lo es porque así nosotros (nosotros el público) podemos ir viendo una conveniente transformación. Y este cambio no sólo se aprecia en su crecimiento físico, también lo podemos ver en el tono de las películas.

La primera película, la de la piedra filosofal, era la más infantil de todas, en cuanto a cualquier aspecto, situaciones, estética, falta de tensión... aunque tenía las bondades de la primera parte, que siempre tiene ganado la presentación de los personajes, fallaba en intensidad. Estaba muy dedicada al público más jovenzuelo. Eso sí, sin llegar al guión insulto como sucede tantas veces.

En la segunda ya pudimos comprobar que Harry crecía. En la película había más tensión, escenas con arañas que a los más niños les produce pesadillas, situaciones menos grotescas. Se trataba de una película más adolescente.

Y creo que ha llegado el mayor cambio. Nos deshacemos de Chris Columbus, director de las anteriores andanzas de Potter, y responsable de películas de la talla de “El hombre bicentenario”, “Solo en casa” 1 y 2 (que yo disfruto con la primera, pero...) y la familiar “Sra. Doubtfire”. Chris se va y deja paso a Alfonso Cuarón, director entre otras de “Y tu mamá también” y “Grandes esperanzas” película tremendamente verde a la que tengo un cariño especial.

Sin duda el clima que tiene la nueva película es mucho más oscuro, y en general espero de este director que nos aporte una película más alejada del ambiente infantil que recubren las otras. Si las otras me entretuvieron, espero que esta me haga disfrutar, aunque esto pueda ser mucho esperar.

¿Será que la producción se ha dado cuenta de que estaba limitando mucho el público y quiere abarcar toda la taquilla que pueda? Será. En cualquier caso supongo que será entretenida como mínimo. Seguidores del pequeño mago, seguidores del malvado Lord Voldemort incluso, y público de palomitas en general, dispongámonos a contemplar el espectáculo, a contemplar la magia del cine. Espero que no nos salga mal el hechizo y nos conviertan en ostras.

PD: Se echará de menos al fallecido Richard Harris.


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