Con el reclamo de la archiconocida Audrey Tautou (El largo domingo de noviazgo o El código Da Vinci), Francia pretende ofrecer una comedia dramática a costa de temáticas de siempre, del cine ese del Hollywood más políticamente correcto, con la cortesía de intentar venderlo con el mayor de los lazos disponibles. Mucho me temo que la actriz, de cambio exagerado en su fisonomía, no será suficiente para atraparnos.
El millonario, la cazadora, los líos de engaño y personajes que no quieren enterarse de lo evidente, es todo lo que nos puede ofrecer una película que se mostrará demasiado tierna cuando no lo necesite, y demasiado azarosa cuando no deba serlo. ¿Por qué?, quizás por intentar no resultar previsible, que es el gran pecado de estos tipos de producción.
La paciencia tiene un límite, y estoy bastante seguro que los asistentes a las butacas resoplarán antes de lo que pensaran antes de entrar. ¡Qué le vamos a hacer!.