Sam Raimi no le pierde la cara a esto del cine puramente comercial. Se ha encontrado cómodo con su trilogía de Spiderman y por muchos años, así que ahora continúa con una típica historia rentabilizada por la gran industria tratando de rescatar las historias de siempre con la nueva supertecnología, se trata de El mago de Oz.
Lo que parece la precuela de la popular película, que ahora ya no es tan infantil por mucho que sea para todos los públicos, se adentrará en los inicios del famoso mago oculto y siniestro. Una especie de Alicia en el país de la maravillas, de los mismos productores es, en busca de ese espectador que quiere que le asombren y va alegre a ello. No soy uno de esos fans de la técnica aunque Sam Raimi siempre demuestre gusto para usarla en modo diversión y entretenimiento.
James Franco (127 horas) tendrá el papel principal y en el típico e inevitable paso por los encuentros y escenas de personajes se encontrará con actrices de la talla de Rachel Weisz (El legado de Bourne), Mila Kunis (Cisne negro) o Michelle Williams (Mi semana con Marilyn). Si te gusta que cuiden la estética rompiendo tus pupilas a base de esguinces de cristalino pues adelante, pero no crea que sea para mucho más.