Pues sí, señora Pitt. Antes que pagar por ver ésto prefiero que me obliguen a tirarme el verano cuidando de tu ONG de niños adoptados, disfrazado de canguro vietnamita cocinando arroz recién cosechado.
Lo más triste de todo es ver metido en esto a alguien como Phillip Noyce, un tipo nada brillante pero cumplidor, que en sus buenos tiempos hacía lo que le mandaban los jerifaltes cumpliendo con buena factura. Sin lucimientos pero sin hacer el ridículo. Pero, por lo que veo, hay quien todavía piensa que, a pesar de lo que Jason Bourne (y su estilo de acción seca, "aproximativamente creíble" podríamos decir) vino a demostrar, nos interesa ver a una tipa encuerada saltando más que Bubka (y sin pértiga), corriendo más que Bolt (sin entrenamiento), reventando jetas con la precisión demoledora del viejo Sugar Ray y, qué sé yo, volando, desafiando toda ley física conocida y enseñando alemán a tres hamsters. Fantástico.
Me parece perfecto que alguien se deje un poquito de pasta en pagarle a Milla Jovovich otra de sus espantosas pelis de serie B de saltos, tiros y efectos digitales de segunda. Pero me abruma que nos saturen con un macroesfuerzo publicitario para dar coba a lo mismo, exactamente lo mismo, pero con la Dama de los Cuchillos como protagonista (e infinitamente más pasta en producción, por supuesto).
No pienso tener ni un ápice de piedad con esta película. Es basura. Ya estoy empollándome el primer capítulo del manual: Cómo poner un pañal a un niño camboyano.