Crítica de la película Anticristo por Iñaki Ortiz

Pretenciosidad perversa


4/5
28/08/2009

Crítica de Anticristo
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película "Pretencioso" es un adjetivo que hace tiempo que se le quedó corto al bueno de Lars Von Trier. En este sentido, la película no tiene límite, y quien considere que ciertas formas están fuera de lugar en una película seria, no podrá disfrutar de una obra que tiene muchas virtudes.

El ejemplo más claro, y casi el aviso aplastante de lo que será la película, lo tenemos en el prólogo, rodado en un pedantísimo blanco y negro con una majestuosa aria de Haendel, a cámara muy lenta. Puede causar irritación, puede resultar paródico (quizá lo sea), puede ser tachado de videoarte, pero yo sólo tengo una palabra que aportar: belleza. El engreído director me ha regalado unos minutos de puro placer audiovisual.

Von Trier experimenta con el terror audiovisual. Unas ramas, los tallos de unas flores en un jarrón, cualquier cosa puede servir para generar una irracional sensación de inestabilidad a través del sonido y la fotografía. Por otra parte, el director se apoya en el gore más explícito para llevar hasta el extremo su planteamiento. No estamos hablando aquí de un gore festivo o de una orgía de vísceras, el gore con el que Von Trier nos quiere herir está muy direccionado. Evoca, por una parte ciertas incursiones del arte, la pintura principalmente, en el lado más oscuro del dolor, con elementos primitivos como la rueda de afilar (esta tortura tiene un tono casi medieval) o imágenes de corte religioso como la que da forma a la carátula de la película, en el bosque practicando sexo junto a las raíces llenas de extremidades.

En otro sentido, busca la violencia más perversa, como las dos escenas de sangre de él y de ella, que mezclan el sexo con el dolor, uniendo algunos de los instintos salvajes del ser humano que no tienen nada de racionales y donde el bien y el mal no tienen cabida. En definitiva, una obra acerca del terror que puede provocar la naturaleza, o lo natural, o por eliminación, todo aquello que queda fuera de la racionalidad humana. El bosque pero también nuestro interior. Quiero apuntar una cierta similitud con el último trabajo de M. Night Shyamalan, El incidente, en cuanto a buscar el miedo puro a la naturaleza, a las plantas y, por qué no, a la locura.

Por el camino tendremos que aceptar las particulares fobias de Lars Von Trier, en especial, la mujer como símbolo de pecado, dolor y perdición (no en vano se encuentra en "Eden" esta peculiar Eva), que queda rematado por ese grupo de mujeres anónimas que llenan el último plano. Aunque se incluyen elementos religiosos, el tratamiento del pecado que busca el autor no es el de culpa o moralidad. Lo carnal le sirve como elemento representante de lo irracional y es en este sentido en el que desarrolla la insana sexualidad que envuelve a los personajes. Ayuda, claro está, la oscuridad y cierto tono de perversión de esta pareja de actores, Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg, cuyo trabajo es impecable, más allá de su muy adecuada presencia. Un acierto premiar a esta acriz en Cannes.

Egolatría, pretenciosidad, soberbia... de todo esto peca Lars Von Trier en esta película (y en su promoción) y goza pecando. También tiene mucho de marketing (sexo y violencia explícitas, polémica, provocación). Todo eso está ahí, pero a mí no me va a estropear lo que considero una película muy interesante, repleta de talento.



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