Lo que más me gusta de la saga de Harry Potter es que desde la primera edición, ha mantenido un rictus de calidad, intensidad y fuerza con una historia infantil que evoluciona conforme los personajes lo hacen. Probablemente uno de los primeros casos serios de evolución en cuanto a la edad de los mismos sin eludir al público adulto.
Es mágica sin caer en el pecado, es intensa en cuanto los guiones son medianamente serios y por tanto mantienen una línea argumental que ni se pierden en menudencias que buscarían solo realzarla ni exasperan a un público algo más inquieto que unas aceitunas sin hueso, es clásico de clásicos en lo referente al héroe y las historias de pelea final y además sencilla dentro de su fuego de acción y personajes variados y complicados. Recoge sin duda la esencia del entretenimiento, con una pizca de temperamento y un ápice de buen hacer sobre todo pienso yo en lo referido a los efectos digitales. Puede ser que la base de todo esto sea una señora que escribe novelas que los niños leen, increíble, pero un hecho.
En esta edición busco con inquietud ese talante más adolescente de los protagonistas y las aventuras más desmedidas que puedan acontecerles, a ver si los secundarios tratan a Potter y company como representa su edad y demás. Ese gran reto de dar realismo a unas historias que deberían continuar en evolución hacia un público cada vez más maduro dejando a un lado a los pequeños de la sociedad. Espero que como en ambas, el espíritu se mantendrá y como en las anteriores ediciones me sienta conforme de haberme acercado a contemplar un excelente entretenimiento.