Primero, situémonos un poco, ¿qué es esto? No nos engañemos, una película comercial más de Hollywood que no tiene como objetivo salirse del renglón, innovar o transmitir un mensaje moral. No, sólo quiere hacernos pasar un buen rato durante hora y media, viendo las peripecias de este limpiador. Apunta bajo, y cuando se apunta bajo es casi imposible llegar alto, eso sí, creo que ha conseguido llegar sobrádamente hasta donde quería.
Empecemos por lo malo. Renny Harlin es un hortera. La sobria dirección de El exorcista: el comienzo no es más que un espejismo. Sus sonidos recalcando imágenes, normalmente acompañados de zoom deberían estar relegados a ciertas series de televisión. Bastante hortera.
El final es muy atropellado, hay que cerrar demasiados temas abiertos y hacerlo de forma clara directa. Es decir, el asesino debe morir, el tema de los sobornos se define finalmente como un elemento secundario y no es necesario cerrarlo. No me importa que el protagonista sea un vendido, que ya lo fue en el pasado. Pero provocar esa escena forzadísima en su casa no está bien. Arreglar todo con la entrega del libro es demasiado fácil, además.
Lo bueno es que la película tiene chispa. Las jornadas de limpieza que lleva a cabo el protagonista son vistosas e interesantes. Los temas dramáticos adicionales (familia, amigo…) está bien integrados en la trama y no quedan como un pegote. El guión no es para bobos, hay que estar atento a los planos de detalle, no hay excesivas explicaciones como suele ser habitual en un film destinado a recaudar. El film tiene ritmo, no se para a incluir relleno, va directo al grano sin descuidar tampoco los momentos de transición. Vamos, que es un buen producto comercial.
Lo mejor, sin duda, los actores. Samuel L. Jackson domina el personaje, en parte porque se lo sabe de memoria. Nos lleva de la manita durante todo el metraje. Funciona perfectamente. Ed Harris, ya lo sabemos, es grande. Tiene, por un lado, un personaje interesante, porque es el asesino pero consigue la compasión del público (especialmente con las sensibleras imágenes finales de su chica y el niño). Pero por otro lado, desde el principio lleva un cartel encima que dice “estoy implicado”. Su resentimiento hacia el amigo que le ha abandonado es entre tierno, cómico y un poco cansino.
Me gusta que al final los malos no sean simplemente los malos. Los malos siguen siendo malos pero no son en este caso “los malos”.
Un film entretenido, de fácil digestión, especialmente si está acompañado por unas buenas palomitas y que incluso te permite pensar un poquito, no demasiado tampoco, no vayamos a descubrir lo que en realidad es: un film para ganar dinero.