Seguramente poca gente sepa de quien hablamos si citamos a Stephen Hopkins, director de esta peliculilla. Pero Hopkins es un tío con experiencia, que ha demostrado cosas. Sobre todo, ha demostrado que no es capaz de dar el nivel deseable en proyectos a priori interesantes. Y es que cada uno demuestra lo que puede...
Para que le ubiquéis, quizá alguno recuerde Bajo sospecha, aquella película interesante pero fallida que enfrentaba a Morgan Freeman y Gene Hackman en un interrogatorio policial, agente contra sospechoso, frente a frente. Lo dicho: se veía con interés pero, ¡ay!, lo que otro hubiera hecho con ese proyecto...
Luego, el amigo Hopkins se ha tenido que dedicar a hacer trabajos televisivos, y es que no le han abierto demasiadas puertas en el mundo del cine. Su trabajo más visto debe ser la realización de varios capítulos de la serie 24, además de aquel telefilm de lo más normalucho sobre la vida de Peter Sellers, Llámame Peter, con Geoffrey Rush dando vida al legendario actor cómico.
Vamos, que el hombre ni es una lumbrera ni puede andarse con exigencias. Aquí puede darse con un canto en los dientes, feliz de que le ofrezcan los servicios de una actriz con Óscar (Hillary Swank) de la que, por cierto, tampoco me fío. No me fío porque el premio de la Academia no le ha servido para alcanzar el status de estrella y la muchacha anda dando tumbos, sin acabar de acertar con películas que la consagren. Ya casi ha entrado en la fase "Elizabeth Shue": Acepto cualquier cosa que me echen.
El resultado de juntar estos elementos será una peliculilla pequeña y dinámica que seguirá a pies juntillas todos los clichés del género, sin aportar nada nuevo y, lo que es más precupante, seguramente nada interesante.