Martin Sheen, conocido actor y activista demócrata, parece haber encargado una película a su hijo Emilio Estévez, que se puede enmarcar perfectamente dentro de la legítima estrategia de los demócratas americanos de atacar a Bush desde todos los estamentos sociales posibles para terminar de hundir su maltrecha imagen.
Emilio se pone a ello con ahínco. Elige un formato coral que calca minuciosamente aunque sin aportarle personalidad. El resultado es una película ágil y que, salvo en momentos puntuales, no aburre.
El año pasado disfrutamos de la estupendaBuenas noches y buena suerte . Se trata de la misma idea: recordar el pasado y establecer un paralelismo con la situación política actual. Lo que pasa es que se pueden hacer paralelismos más o menos sutiles. En éste caso se nos grita al oído que la guerra de Iraq es como Vietnam y, además, se nos grita desde el minuto primero de la película, para que no se nos devie la atención hacia otros lados.
Total: propaganda demócrata bastante bien hecha pero sin brillo y sin alma.