Está destinada a ser una de las películas del año. Irrumpió con fuerza y poniendo todos los medidores al rojo vivo con su presentación en Sundance.
El encargado de generar tanta expectación es Duncan Jones, hijo de David Bowie, que para evitar maliciosos comentarios ha decidido cambiarse el apellido a nivel artístico. La película, desde Sundance, viene alimentándose con muchos premios en diferentes festivales, siendo, quizá, el más importante, el de mejor película en el pasado festival de Sitges.
Lo que esta película nos va a ofrecer es ciencia ficción en estado puro, una película que puede recordar a 2001, una odisea en el espacio, y que no se va a arrugar, ahora que muchas veces las premisas más interesantes de ciencia ficción acaban derivando en película de acción de suerte dispar. En este caso vemos el nacimiento de un hombre que está dispuesto a devolver a la ciencia ficción al lugar que sus seguidores demandan.
Destaca, y sigue sumando puntos a favor, la presencia de Sam Rockwell y de Kevin Spacey.
¿Estaremos, al fin, ante la obra de ciencia de ficción de la década? Apuesto que sí.