Aún tengo aleteando en mi mente el monstruo que "El principio de Arquímedes" creó. No se trata de nada nuevo, siempre me pasa lo mismo con el cine español. Me arriesgo y apuesto por él y me da una bofetada. Pero siempre hay otra mejilla, otra esperanza, otro fuego purificador. Y de esto del fuego, el director Carlos Saura sabe un rato largo.
Quiero exorcizar los fantasmas del agua, y parece que el Destino me brinda mi oportunidad en la nueva película de Saura. ¿Por qué hemos de confiar en esta película?
Punto 1. Su director. Es cierto que Saura no es el que era; es bien cierto también que en la última década ha sido el responsable de bodrios tan insufribles como "Taxi" o "Dispara"; pero lo que no se le puede negar es su enorme talento, que ha desbordado en sus últimos títulos "Buñuel y la mesa del Rey Salomón", "Goya" o "Tango". De él me fío.
Punto 2. Su guionista. Ray Loriga es un afamado novelista, que ya adaptó y dirigió "La pistola de mi hermano". No olvidemos que también fue el responsable del libreto de "Carne trémula". No tiene una sólida experiencia, pero con la materia prima con la que cuenta, seguro que habrá hecho un guión que sepa a cine.
Punto 3. La historia. No voy a revelar lo que trata. Pero sí que os avanzaré que trata hechos reales y trágicos. Vamos, mimbres para una buena tragedia; a estas alturas ya conoceréis mi pasión por la tragedia.
Punto 4. Los actores. Victoria Abril. Para mí es una diosa de la interpretación. Juan Diego. Uno de los grandes de nuestro cine. Junto a ellos un elenco de secundarios de garantías: José Luis Gómez, Eulalia Ramón...
Si a estos puntos se le hubiese añadido la música de Alberto Iglesias, directamente, le calcaba el 5; pero no es así. A la batuta estará Roque Baños ("Torrente"; "Goya"; "Sexy Beast").