Nine ha terminado siendo mejor de lo que esperaba y peor que Chicago.
Mejor porque sí que es cierto como comentaba en mi pre que tenía miedo a un posible suicidio a nivel estético, y he de confesar que la película no flaquea en este aspecto, logrando un difícil equilibrio entre lo cool y lo no ridículo.
En los pros sumo también la presencia de dos actores monumentales. El primero de ellos, Daniel Day Lewis, que compone un Guido Contini fabuloso y propio. La segunda es Marion Cotillard, probablemente la mejor actriz del momento, con una atinadísima interpretación y con dos grandes números musicales mostrando la cara y la cruz de su personaje y con una brillantísima escena en la sala de proyecciones, quizá de lo mejorcito de la película.
El resto del reparto, cumple como mínimo y destaca con momentos como el del número de Fergie, haciendo de Saranghina, probablemente el mejor número en lo que a coreografía se refiere. Una Penélope Cruz que cumple, aunque su actuación recuerde en exceso a su María Elena de Vicky Cristina Barcelona y su acento no esté del todo pulido. Así como Day-Lewis es capaz de hablar en inglés con acento italiano, nuestra Pe es incapaz de quitarse el acento hispano de su inglés. Esta exuberante y sexy, aunque le quite algo de erotismo ver cómo lleva la mano con protecciones como si de un pelotari se tratase.
El personaje de Kate Hudson sobra, pero su número y, en concreto, su canción me parecen de las mejores de Nine. Judy Dench está perfecta en un personaje que por momentos recuerda a la diseñadora de vestuario de Los increíbles. Dejando en un correcto a una Sophia Loren que pasaba por allí y a una Nicole Kidman que en estático es insuperable. Con un número muy interesante, no tanto por su ejecución, sino por lo que representa.
¿Por qué no me ha gustado? Es cierto que el punto de partida es muy complicado. Musicalizar 8 y medio no es tarea sencilla. No me ha molestado el hecho de que los números sean clásicos, no entiendo por qué ahora los números tendrían que ser modernos, es un musical clásico, claro está. Pero sí que es cierto que a la película le falta punch y brillantez. Se han cargado las tintas en el concepto de espectáculo, pero por el camino se ha perdido quizá la esencia de una obra tan densa, interesante y complicada como la de Fellini.