Crítica de la película La flauta mágica por Romulo

Puro exceso


4/5
15/04/2007

Crítica de La flauta mágica
por Romulo



Carátula de la película Vaya por delante que, musicalmente, La flauta mágica es un disfrute. Por supuesto, cada cual tendrá sus partes y sus arias preferidas, y no menos cierto es que alguna pieza intermedia es más floja que algunas otras. No todo puede estar al nivel de la obertura, del duettino de Papageno y Papagena o del quinteto de las tres Damas, Tamino y Papageno. O del aria de la Reina de la Noche, no por conocida menos disfrutable. Pero La flauta mágica, en su conjunto, es una ópera de lo más ligera, fresca y deliciosa. Pura chanza, a menudo.

Y aquí entra Branagh, con su misión de poner en imágenes la ópera. Y lo hace sin firmar una película, sino una suerte de puesta en escena audiovisual de la obra de Mozart. Lo que es innegable es que lo hace con una permanente atención al lenguaje visual, precisamente, aprovechando todo tipo de encuadres, movimientos de cámara y continuos escenarios digitales, que responden de manera un tanto irreal (pero muy coherente con el tono de la adaptación) a su hambre de grandes planos.

Ya desde esta puesta en escena Branagh se deja llevar por el exceso, en un estilo que la más de las veces acierta a casar con la música de Mozart, pero que en no pocas ocasiones también le hace columpiarse. Varias escenas pasan el siempre difuso límite del ridículo y algunas, simplemente, chirrían por extravagantes. Pero, claro, era difícil, y cada aria prácticamente se convierte para él en una pequeña y nueva pieza en la que tiene que dar, de nuevo, con la clave para convertirla en un capítulo más de su raro invento.

La traslación de la acción de la ópera a una suerte de campo de batalla de una más que ficticia Primera Guerra Mundial, finalmente, se convierte en un absoluto acierto que divide visualmente, ya desde los colores, a los personajes de un lado y otro. La presentación de este contexto, con un larguísimo plano secuencia inicial es, simplemente, fastuosa, y deja bien a las claras por dónde van los tiros: Largos planos, el listón de pretenciosidad bien altito y la ópera (en inglés, por cierto) con arias íntegras, nada de recortes. Al que le guste, bien, al que no, ya sabe dónde está la puerta.

Una lástima, las cosas como son, que no haya sabido Branagh sacarle más provecho a momentos clave de La flauta mágica como la citada aria de la Reina de la Noche, donde el mareante montaje confiere un aura de lo más marciana a la secuencia, pero queda lejos de lo que ese fragmento pudiera haber ofrecido. Algo parecido ocurre con el "pa, pa, pa, paaa" entre Papageno y Papagena, que pedía algo más brillante a gritos. Y eso que había empezado muy bien con Papageno bailando con la soga al cuello. ¡Maravilloso!

Algo desacertada también la declaración de amor a todas las mujeres (si fueran como las aves...) de Papageno, con esa extravagante ensoñación... En fin, que no quiero detenerme únicamente en lo negativo, y es que la sensación general ha sido de disfrute. No es para menos, con momentos como la primera aparición de la Reina de la Noche y esa plano de detalle de su boca, cantando, mientras los tanques recorren la imagen de lado a lado, al fondo del plano. Brillante.

Brillante... y extravagante. Fallida, quizás, pero había nacido para eso. Un disfrute de lo más irregular. Y sólo, ¡sólo!, si disfrutas de la ópera de Mozart.




comments powered by Disqus
La flauta mágica en festivales: Festival de Venecia 2006




Más críticas de La flauta mágica

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons